
Los líderes mundiales, reunidos en Londres en la cumbre del G-20, han abordado la necesidad de acometer importantes reformas para la transformación del orden financiero internacional, iniciando su limpieza y dotándolo de transparencia.
La cumbre ha finalizado en un ambiente de satisfacción general que ha despejado las dudas y tensiones de los días anteriores, como han reflejado las bolsas internacionales.
Estoy seguro de que ésta cumbre será recordada como histórica, como el día en que el mundo se unió para luchar contra la recesión, no con palabras sino con plan global de recuperación y de reforma.
Barack Obama, líder indiscutible de la cumbre estuvo rodeado de líderes mundiales que se mantuvieron a la altura de las circunstancias. Nicolas Sarcozy, Gordon Brown y Ángela Merkel fueron los indiscutibles coprotagonistas de esta reunión del G-20.
El acuerdo alcanzado por los representantes de los países industrializados y las potencias emergentes, incluye una aportación de un billón de dólares (743.000 millones de euros)lo que convierte a este plan en uno de los más dinámicos alcanzado por la comunidad internacional.
El FMI (Fondo Monetario Internacional)deberá suministrar liquidez a las economías más deprimidas y prevenir con mayor antelación en el futuro una crisis como la actual.
También se han destinado 250.000 millones de dólares para relanzar el comercio mundial y las exportaciones y créditos adicionales para financiar a los países más pobres.
La reforma más importante es la de los sistemas de regulación y vigilancia del sistema financiero internacional. Habrá una mayor supervisión de los hedge funds, los fondos especulativos, y de las agencias de calificación de riesgo.
Además, la OCDE debe publicar la lista de paraísos fiscales para imponer sanciones a quienes no cooperen en atajar la evasión fiscal. O sea, el principio del fin de los paraísos fiscales.
Los miembros del G20 volverán a reunirse el próximo septiembre en Nueva Yok, coincidiendo con la asamblea general de la ONU.