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LA IZQUIERDONA ATENTA CONTRA LA DEMOCRACIA


La izquierdona, que es la izquierda más rancia, alcanforada, guerracivilista, manipuladora y tergiversadora, se dedica estos días a enarbolar las banderas tricolor -¿inconstitucionales?- para defender a un imputado por tres presuntos delitos.

Al juez Garzón no se le va a juzgar por defender las libertades, ni por condenar a viejos dictadores que sojuzgaron a otros pueblos y naciones -incluso a la nuestra- en otras épocas. Que, por cierto, bien condenados están.

A Garzón no le van a sentar en el banquillo por ser el adalid de los Almodóvar, las Bardem o... los Sacristán de turno que ahora condenan los mismos valores que defendían en papeles protagonistas de las películas que rodaron durante el franquismo.

A Garzón se le juzga por tres presuntos delitos de prevaricación y cohecho. Por supuesto habrá que demostrarlo, con todas las garantías procesales para el acusado. Así funciona el sistema de libertades públicas.

Vivimos en un Estado Democrático y de Derecho y estamos sometidos al imperio de la ley. Garzón también.

Hay gente, por lo que se ve, que preferiría habitar en otros lugares del planeta, donde la soberanía no reside en el pueblo, o donde los poderes del estado no se dividen porque se concentran en una misma persona.

Esa es la izquierdona, la izquierda de gulag, de revolución cultural, de ancestros comunistas. La izquierdona cavernaria heredera de sistemas como el estalinismo o la que defiende la transparencia de otros modelos políticos, como el que sigue vigente en Cuba, donde la gente prefiere morir de hambre -en nombre de la libertad- a malvivir sometidos.

Confiaba en que todo el mundo se había enterado de que las fuerzas políticas y los sindicatos -tan ideologizados- están para representar a los ciudadanos y que entre todos defenderíamos la democracia.

Pero la izquierdona, esa parte oscura de la izquierda, aún no se ha enterado. La izquierdona está dando un lamentable espectáculo atacando al sistema democrático. Sin duda en el uso de su libertad de expresión, pero atentando contra la Democracia y el Estado de Derecho.

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